martes, 31 de julio de 2007

NEGOCIO EN LA MASONERÍA

La organización estamental en que se basa la francmasoneria, le es absolutamente necesaria para mantener el negocio; es decir, los grados de aprendiz, compañero y maestro, son barreras habilmente diseñadas, para que durante un periodo de tiempo, -que determinará subjetivamente el nivel superior- y que oscila entre 5 y 7 años (periodo durante el cual serás aprendiz ó compañero) no puedas participar plenamente en ninguna decisión que afecte al devenir del grupo, ya que no has alcanzado aún, "el grado de maestro masón", que es, según ellos, el que te otorga plenos derechos masónicos, y al parecer, también te infunde esa "ciencia infusa" mediante la que comprendes el sentido iniciático de la masoneria.

Durante el citado periodo de tiempo, estas allí para practicar el "sí bwana", sin que te permitan solicitar ninguna aclaración o explicación sobre aquello que consideres -por el motivo que fuere- inadecuado ó incomprensible. Tus preguntas, sólo obtendrán el sempiterno y recurrente estribillo "ya lo entenderás cuando llegues a maestro".

Sin embargo, durante ése repetido periodo de tiempo, no se olvidan de "ordeñarte" con una cuota trimestral de 99 euros, por adelantado, claro.

Esa cuota -hasta llegar a maestro masón- unida a cuanto tienes que pagar antes de ingresar -333 euros-, así como al "ascender a compañero", -222 euros-, más las cuotas del periodo, alcanza la nada despreciable cifra de entre 2.535 a 3.327 euros.

A las cantidades citadas, hay que sumarle el "óbolo que voluntariamente" te aconsejan que deposites en cada Tenida. Según dicen los masones, ése óbolo se destina para "los hijos de la viuda", -otra leyenda inventada recientemente por ellos- lo cierto, es que es un fondo más, que se utiliza discrecionalmente por los directivos de la logia (al menos así ocurrió en la logia a la que pertenecí). Ese óbolo se recolecta, presentándole a cada asistente, una bolsa, en la que debes de introducir tu mano cerrada y abrirla dentro de la bolsa, para depositar la cantidad que estés dispuesto a dar. Al final se hace el recuento de lo depositado en el mencionado "saco de la viuda" y, causa vergüenza ajena, cuando se cuentan monedas de...¡¡¡hasta 2 céntimos de euro!!!.

Otro gasto, éste también "voluntario", es la asistencia a las comidas que organizan al finalizar las Tenidas. No es obligatorio, pero "aconsejan" asistir, para una mayor confraternización.

Sumando, sumando, mensualmente, los gastos a que te obliga tu pertenencia masónica, alcanzan una cifra respetable.

Esos 5 á 7 años, es el periodo habitual y reglamentado, sin embargo, si por las causas que fueren, por ejemplo y como ocurre periódicamente, se producen deserciones ó escisiones de algunos miembros de la logia, lo usual (dado su siempre escaso número) es que tengan que recurrir a los aprendices y compañeros de la logia, para suplir a los ausentes, con lo cual, cualquier recién llegado -como ha ocurrido al abandonar nosotros (cinco) la logia- alcanza el grado de maestro en 6 ó 7 meses.

En esos casos, al parecer, todo el conocimiento masónico necesario que tendrías que adquirir en dichos plazos, te es "transmitido" de una sola vez, quizás mediante su "ciencia infusa". Con ese procedimiento, se olvidan de sus propias proclamas sobre reflexión e interiorización de valores; todo ello, claro, en aras de mantener el tinglado contra viento y marea.

Claro que ése proceder irregular -según sus propias normas-, al parecer es algo común a toda la francmasonería, y cada Obediencia lo practica en función de su dimensión (en España es raquítica) y quizás mezquinos intereses.

Como hecho curioso y paradigmático del bussines masónico, puedo citar que en el año 2004, la Gran Logia de New Jersey (USA), registrada como regular por la Gran Logia Unida de Inglaterra, inició como aprendicez en un solo día a 1.6oo nuevos miembros, a los que a continuación concedió el grado de compañero y seguidamente les otorgó el grado de maestro, todo ello en una única ceremonia, por el módico precio de 250 $ USA.

Es decir, esa mercantilización y carencia absoluta de todos los valores que proclaman, es también la auténtica realidad de la masoneria, que en definitiva no tiene nada que ver con lo que anuncian en sus páginas web, y te dicen en las entrevistas (tres) para el estudio de tu solicitud.
 
En nuestro país, los masones no tienen ése opción de ganar dinero tan facilmente, sin embargo, algunos de ellos han descubierto un auténtico filón para hacer negocio, me refiero a la publicación de libros sobre masonería, que en los últimos meses, han proliferado como las setas en otoño. No se recatan en conceder entrevistas, para someterse a preguntas sobre la masonería -la suya-, siempre que en el transcurso de la misma, puedan publicitar sus libros.
 
Si accedeís a www.20minutos.es/noticia/185345/1/, podreís comprobar
de primera mano, cómo una masona promociona descaradamente su libro. ¡Ay la ética masónica, que se confunde con el vil meta!.

P/S: del 10-04-2008

Ayer hojee un nuevo libro sobre masonería -¡el bussines masónico que no cesa!, escrito por un periodista y un masón, y me llamó la atención el hecho de que escamotean a sus posibles lectores, la opinión de una parte de la masonería española.

Me explico: dedican todo un capítulo a entrevistar a 3 altos cargos de organizaciones masónicas españolas (en mi opinión, 2 de ellas irrelevantes y con escasísima implantación) y, sin embargo, no ofrecen esa oportunidad a los dirigentes de otras dos organizaciones masónicas, cuya implantanción es muy superior a las otras 2 entrevistadas.

Por ello, me reitero en el contenido de mis reflexiones que expuse en éste blog, relativas con la fraternidad masónica. Se evidencia una vez más, que ésa virtud masónica, es sólo retórica.

Salu2.









viernes, 20 de julio de 2007

ENSEÑANZA O INSTRUCCIÓN MASONICA

Los recién incorporados (aprendices) a la masonería, tienen tres únicas obligaciones: pagar la cuota mensual, limpiar la sede social -de ambas hablaré en otra ocasión-, y asistir a las sesiones sobre enseñanza masónica.

La primera enseñanza que recibes es que la masonería también se autodenomina francmasonería (albañiles francos o libres). Después aprendí por mí mismo, que su nombre real es el que inscribo en el frontispicio del blog: MASONISMO.

En esas sesiones, es cuando comienza a detectarse el arcaísmo que -conscientemente- mantiene esta organización, (masónica ó francmasónica) y el cúmulo de falacias que componen su enseñanza; también es la primera ocasión -tendrás otras- para evaluar las carencias culturales de la mayoría de los llamados maestros masones o francmasones, que evidencian sus conocimientos, adquiridos -las más de las veces- en conocidas publicaciones periódicas de divulgación, así como en textos "científicos" cuya temática es la alquimia, la cábala, el antiguo Egipto, el hermetismo, el esoterismo medieval, etc., es decir todos ellas "disciplinas que todo masón debe conocer", como algunos de ellos manifiestan cuando tienen ocasión.

Esas "fuentes" de conocimiento, al parecer, les proveen de la ciencia infusa que les permite pontificar sobre cualquier tema, y que no es otra cosa que una metafísica delirante, creada "ad hoc" por y para la masonería, donde todo cabe, pues nada es verificable.

En una de las primeras lecciones a las que asistí, sentí vergüenza ajena, al tener que presenciar los esfuerzos de otro recién ingresado, para hacerle ver al "maestro que nos instruía", sobre lo inaudito de cuanto pretendía "transmitirnos", que era nada menos, el convencernos de las similitudes entre la masonería y la teoría atomista de Demócrito; para lo que nos exponía verdaderos esperpentos intelectuales, carentes de la mínima lógica y por supuesto, de sentido.

Quizás, debido a nuestras numerosas preguntas, a la mayoría de las cuales no pudo contestar, en la siguiente sesión dejó su sitio a otro maestro, quién después de una dilatada presentación personal y de sus títulos masónicos, intentó convencernos de que todo estaba formado por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua, diciéndonos que era una enseñanza masónica para meditar. ¿ - ?

 
Cuando uno de los asistentes, le aclaró que ésa teoría era del griego Empédocles,  (asumida posteriormente por Aristóteles, quién como todos sabemos enunció multitud de teorías y leyes erróneas, que dominaron durante siglos el pensamiento científico), el maestro estuvo en un tris de negarlo, pero se debió percatar de las expresiones de las cuatro personas que le escuchábamos y se detuvo.
Quizás no hubiera estado de más que ése "maestro masón instructor",  hubiera meditado que,  al seguir anclada la masonería en ésas teorías obsoletas,  evidencia sin lugar a dudas, su propia obsolescencia.

Esta es sólo una de tantas evidencias, de que algo tan simple, y quizás erudito en su época, la masonería lo eleva a la más alta categoría del conocimiento humano. En general, lo que llaman el método masónico, es reduccionista, quizás por que es la única posibilidad de justificar la vigencia de la masonería en nuestros días, algo en lo que están empeñados desesperadamente.

El fin que persiguen con esos -vanos- intentos, es poder seguir afirmando que la francmasonería posee una enseñanza iniciática, en la que todo el conocimiento humano sobre sí mismo está contenido, y que solo puede ser transmitida oralmente por sus maestros.

Con ésa afirmación, ni tan siquiera se plantean, que la enormidad del conocimiento humano actual, sobre cualquier disciplina -humanista o científica-, hace de todo punto imposible, que ningún ser humano pueda poseer todo el conocimiento, ni tan siquiera de su propia disciplina -la que fuere- al completo.
 
En la actualidad, lo que viene ocurriendo, como pude detectar en la instrucción impartida a aprendices ingresados con posterioridad a mí, es que cada maestro "enseña" un mensaje diferente y en muchos casos, contradictorio, repleto de tópicos y ayuno de conceptos que puedan ser argumentados.

Uno de esos aprendices masones, me preguntó en una ocasión, sobre la respuesta que debía ofrecer a su maestro, el cual le había encargado que meditara sobre que el nº 1 es la unidad, el 2 la dualidad y que sin ambos no existiría el 3. (Obviamente, Plotino. ¿lo conocía el maestro, o sólo lo recitaba cómo algo que figura en el "memento" de instrucción de aprendices?). Pasados unos días, pregunté a ése aprendiz sobre la respuesta que había ofrecido a su maestro, y aquel me informó, que el tal maestro ni siquiera había hecho referencia al encargo. Patético.

Y esa es la tónica de las sesiones de enseñanza, te hablan sobre los más variopintos temas, con exposiciones simplistas y básicas, sin extraer ninguna conclusión válida, y ocurre que en la siguiente sesión vuelven a actuar igual con cualquier otro de sus temas (alquimia, cábala, hermetismo, etc. etc.). Obviamente, han de actuar así, porque en esos temas cabe cuanto se quiera decir, pues, todos ellos son hipótesis o leyendas que nunca han sido, ni podrán ser verificadas, es decir metafísica "pura y dura", para incautos y crédulos, que aceptan acríticamente cuanto les dicen, sin cuestionar semejante enseñanza, en la que los "maestros" masones, con su retórica huera,  fantasean sobre cosas y hechos inverosímiles.

Como todos sabemos, cuando se llega a los confines de la física, lo cómodo es utilizar la metafísica, disciplina que sólo requiere de una ágil dialéctica y retórica hueca, en contraposición a la ciencia que como todos sabemos, consiste en la observación de sucesos reproducibles. De ahí, que todo el discurso masónico se nutra de metafísica.

Cuando en el transcurso de esas sesiones, formulas alguna pregunta ligeramente incisiva, lo usual es que te remitan a textos publicados por distintos autores que han escrito sobre masonería, aún cuando también es frecuente, que te contesten con su más socorrido estribillo: "cuando llegues a maestro lo entenderás", que realmente quiere decir, que no tienen respuesta, o al menos que no la conocen, algo que nunca he escuchado que admitan.

Después de esas dos "memorables" sesiones de enseñanza, se limitaron a entregarnos unos apuntes sobre historia de la francmasonería y fotocopias de un texto, escrito por un argentino -no recuerdo el nombre- que se titula Manual del Aprendiz Masón. Texto, del que más adelante extraeré algunas "perlas" y por supuesto, digno también de un análisis.

Es decir, los "maestros masones" que hube de sufrir, actuaban como si los "aprendices" asistieran con la mente en blanco y, fueran recipientes pasivos de sus desvaríos metafísicos.

Después de todo ello, quedó meridianamente claro para el grupo de aprendices, que la pretensión de nuestros "instructores" era la de que memorizáramos mecánicamente las patrañas ilógicas que relataban o entregaban fotocopiadas.

Así es la "oralidad" y la instrucción masónica que realmente proporcionan; que por otra parte, es la única que pueden ofrecer, ya que no poseen ninguna otra, a pesar de cuanto proclaman.

En mi opinión, es absurdo seguir manteniendo que el "conocimiento masónico" se transmite por vía oral (así era en la Antigüedad, cuando no existía ningún otro medio para conservar la información), cuando en nuestros días, y según estadísticas recientes dicen que "se fabrican más microchips de memoria, que granos de arroz se cultivan en todo el mundo". Una evidencia más de la obsolescencia de la masonería.

Obviamente, todos (los 3 aprendices) percibimos que con nuestras preguntas, los "maestros instructores",  sintieron cuestionada su "autoridad" y, en masonería actuar mediante la razón no está permitido, ya que es obligado obedecer ciegamente a los "gurús" de la logia y, si comienzas cuestionando los "conocimientos de los maestros", obviamente también pondrás en tela de juicio a los citados "gurús", pecado de "lesa humanidad" en esa organización. 


Por todo ello,  si la enseñanza tiene sentido, y los que la imparten son verdaderamente  superiores en ése conocimiento (el que fuere), entonces se debe confiar en su enseñanza, en caso contrario NO.

Es decir, la masonería carece de recursos conceptuales y epistémicos, así como metodológicos y técnicos, para la trasmisión de conocimientos desde planteamientos ontológicos actuales, ya que los que utiliza son los mismos que se conocían en la época de su fundación, hace 300 años, por lo que no se adecúan de ninguna manera a nuestra actual sociedad; causa ésta quizás del escasísimo interés que despierta la masonería en nuestros días, como lo demuestra el corto número de sus miembros, dado  el continuo trasiego de entradas-salidas en una rueda permanente, ya que no consiguen fidelizar -utilizando el argot comercial- a sus "clientes".

Su obsolescencia como organización, es de tal calibre que desconocen -o al menos no las aplican- las modernas teorías sobre el aprendizaje -de cualquier disciplina-, en éste caso, su uso resultaría paradigmático, dada la peculiaridad de sus "alumnos" -personas maduras en su casi totalidad-. Una de esas teorías, de David Ausabel, en mi opinión, sería la que mejor les encajaría. El citado autor, en su libro "Psicología educativa", propugna como principio básico el siguiente: Si tuviéramos que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, enunciaría este: el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. averígüese esto, y enséñese consecuentemente.




sábado, 7 de julio de 2007

PREÁMBULO SOBRE MI EXPERIENCIA MASÓNICA.-

Mi experiencia, al principio vivida con sincera intención de imbuirme de cuánto me decían que era la masonería, y en atenta observación a partir de un determinado momento, en el que mí percepción me alertó que sus hechos y actuaciones, en modo alguno se ajustaban, ni siquiera mínimamente a aquello que proclamaban, me indujo a iniciar una deliberada investigación y análisis de cuanto veía.

Esa investigación, -salvando las distancias con la ciencia- podría equipararse a la  metodología de un antropólogo conviviendo con la cultura escogida, para absorber todas sus complejidades a través de la experiencia directa.

La experiencia adquirida, me ha dotado de ideas y conceptos propios sobre dicha organización, que pretendo exponer aquí. Obviamente acepto algún grado de subjetividad, que sin embargo no es muy alto, ya que conscientemente he dejado pasar algunos años, para que las filias o fobias personales, no influyeran en mi exposición.
 

Y ello, porque ni ahora ni nunca, he formulado juicios de valor sobre personas ni creencias, sólo escribo de hechos que he vivido, sin referencias personales, que podrían -esas sí- contener un alto grado de subjetividad.

Asumo también, que en mi ingenuidad de aquellos días, creyera "a pie juntillas" que en la masonería, practicaban los valores que proclaman en sus soflamas autolaudatorias, y que esas publicaciones, fueran las que me impulsaron a pertenecer al masonismo. Sin embargo, el constatar fehacientemente que mi creencia resultó ser falsa, no me impide admitir que existan otras organizaciones en las que pueda confiarse.

Desde luego, (y por si alguien quiere ahorrarse la lectura del blog) en la masonería: NO.
 
Se me podrá objetar, que mi experiencia no es generalizable y, estaré de acuerdo; sin embargo, seguirá siendo mi experiencia y, es la que expongo como "aviso a navegantes".

Y ello, apoyándome en lo que escribe Claude Lévi-Strauss en su ELOGIO DE LA ANTOPOLOGÍA: La duda antropológica no consiste solamente en saber que no se sabe nada, si no en exponer resueltamente lo que se cree saber e incluso su misma ignorancia.

En cuanto a mi relación actual con ésa organización, debo decir, que después de varios intentos, obstaculizados por la burocracia masónica (sí, ahí también la encontraras y, en todo su esplendor), por fin, he conseguido liberarme de esa pertenencia, a la que llegué un día, alentado por sus cantos de sirena.

Por otra parte, también es necesario decir, que la doctrina masónica se basa en multitud de sincretismos, -copiados de muchas fuentes- tanto en su filosofía como en su simbolismo y rituales.
 
De esa manera, puede contentar a muchos. La procedencia de esos sincretismos es muy variada: De mitos y leyendas de antiguas civilizaciones, como la sumeria, la egipcia y la judaica del Antiguo Testamento, mezcladas con el esoterismo de las doctrinas herméticas de la Edad Media, aliñada con pizcas de filosofía presocrática, y envuelto todo ello en los usos y costumbres de los maestros constructores de las catedrales góticas.

Toda esa amalgama, la espolvorean con algo de todas las religiones y, colocan como guinda otras leyendas inventadas recientemente por ellos mismos (Hiram y Los Hijos de la Viuda).

Con todos esos ingredientes, fabrican un pastel que -para empezar- venden en porciones de Aprendiz, Compañero y Maestro; después ya se ocuparán de seguir con su "venta" de los otros grados que cada rito se adjudica; y que es su método para mantener el business. De a, que utilicen profusamente con los neófitos -durante dilatados periodos de tiempo- esos rituales y psicodramas, que cuando los analizas serenamente, te muestran realmente donde te has metido.

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Me autodenomino LIBREPENSADOR, ya que sigo el pensamiento de JOHN STUART MILL, cuando en su libro SOBRE LA LIBERTAD (1859)dice: SI TODA LA ESPECIE HUMANA NO TUVIERA MÁS QUE UNA OPINIÓN, Y SOLO UNA PERSONA TUVIERA LA OPINIÓN CONTRARIA, NO SERÍA MÁS JUSTO EL IMPONER SILENCIO A ESTA SOLA PERSONA, QUE SI ESTA SOLA PERSONA TRATARA DE IMPONÉRSELO A TODA LA HUMANIDAD, SUPONIENDO QUE ESTO FUERA POSIBLE.